#EntrevistaDeTrabajo con Juan Espadas

Juan Espadas Fernández nació en Madrid en 1971. Acabó -mejor dicho, casi acabó- los estudios de Historia Medieval. Hoy día y después de una trayectoria que daría para un post de los largos, sigue viviendo en Madrid. Hoy, es nuestra víctima de la ya conocida #EntrevistaDeTrabajo.

Entrevista por: J.David Navarro

P. Empecemos por la pregunta más importante, ¿ha intentado ligar alguna vez utilizando su destreza con el lápiz?

R. Jamás de los jamases. A pesar de mi sobrehumana destreza moviendo el lápiz, este instrumento tiene poco futuro como elemento de atracción sexual. Es mejor, en mi opinión, una pluma bien gorda.

P. ¿Cuándo se dio cuenta de que dibujar era lo que le hacía mirarse en el espejo y decir «no veas tío lo que molo»?

R. La verdad es que dibujar no mola. Lo que mola es el cariño puesto en cada dibujo, la dedicación a cada página y la satisfacción de contar una historia. El tipo del espejo, aunque majo, es feo y gordete. Todo son ventajas, oiga.

P. ¿Su madre se alegró tanto como usted de ese descubrimiento?

R. Por supuesto. Cualquier persona cabal se alegraría de que desde el espejo le devolviera la sonrisa alguien majo, feo y gordete. Sin embargo, a estas alturas de mi vida, lo que me importa es lo que piense mi hija (besazos, Alicia).

P. «Las gentes» dicen que los dibujantes las estáis pasando crudas. ¿Mentira o simplemente desvirtualización de la realidad?

R. Hace años que aprendí a comer poco y a pasar frío y penalidades. Es todo, sin duda, exageraciones de gentes menos austeras y espartanas que servidor.

P. ¿Cuál es su situación?¿Estudia, trabaja, ni-ni, single, hipster?

R. Soy un afortunado y feliz padre de familia. Para pagar las facturas trabajo las 48 horas del día (por suerte haciendo historietas y enseñando a hacerlas).

P. Ya sabe que hoy en día «no experiencia, no party». ¿En qué otros sitios ha trabajado?

R. La lista es larga. Destaco el trabajo de inspector de calidad para General Motors, por duro, y de ayudante de vidriero por precioso. Entre ellos, muchas cosas instrascendentes y feas. Mi vida laboral no parece una vida, parece una condena.

P. Después del peor día de trabajo en cualquiera de los sitios donde ha trabajado, ¿elegiría Burger King o McDonald’s?

R. Ahí sí que no me mojo, caballero. Donde esté un buen cocido «arrimao» que se quite la comida rápida. Las cosas llevan su tiempo. No hay nada mejor que cualquier cosa hecha con tiempo, cariño y dedicación. Me repito más que el ajo pero ya sabe que perro viejo no aprende trucos nuevos.

P. ¿Tiene alguna manía confesable a la hora de dibujar?

R. Cuando llega el calor me gusta dibujar en calzoncillos. Cuando trabajaba solo en casa era más fácil hacerlo que trabajando con los compañeros del estudio. Son unos siesos, pero buena gente.

P. ¿Con o sin música? Lo de dibujar me refiero.

R. Sin música, salvo puntuales viñetas. Ahí lo rompe el Barón Rojo y el tío Rosendo, versión simple o a leñazos. Soy más tradicional que las croquetas de jamón, sí.

P. Antes de que se levante, ¿podría recomendarme algún cómic? Mi cuñado, el del banco, es muy aficionado y ya sabe tengo que quedar bien.

R. Pues claro. Siempre hay que tener contentos a los cuñados. Ahí van unos pocos. Para gafapastas, Los ignorantes; de aventuras, Rocketeer; clasicote, Los compañeros del crepúsculo; solo para mirar los dibujos, El príncipe Valiente; y como colofón: Maus y Los profesionales.